jueves, 12 de abril de 2012

Dormimos en Siberia

Estaba sentada en el banco del parque, ese en el que solíamos charlar de todo y de nada, ¿recuerdas? Sí, sé que lo recuerdas. Como todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos, y que seguimos pasando, aunque no de la misma manera. Sé que aún eres capaz de recordar esas miradas tímidas que se cruzaban sin querer cuando nadie nos miraba. Sé que recuerdas como chateábamos hasta altas horas de la madrugada hablando de lo estúpido que es el mundo. Como nos fumábamos el tiempo en el césped las tardes de verano. Sé que recuerdas que roja me ponía cuando llegaba con mis elegantes vestidos y me decías lo guapa que estaba. Como me mordía el labio inferior o suspiraba, mirando a la nada; lo que no sabes es que era de tanto pensar en ti. Sé que recuerdas nuestro primer beso, nuestra primera caricia o nuestro primer perdón. Y yo. Yo también, yo también lo recuerdo todo, absolutamente todo. Todo esto y mucho más de lo que puedas imaginar y recordar. ¿Qué ha pasado, entonces? ¿Por qué debemos limitarnos a solo recordarlo, todo esto? ¿Por qué no somos capaces de seguir viviéndolo? Me han contado que el frío llega a todas partes, pero creía haber abrigado bien nuestros corazones... Y si el frío ha llegado... ¿qué es lo que debemos hacer para derretir este hielo entre nosotros?



No hay comentarios:

Publicar un comentario