viernes, 15 de junio de 2012

Esto no es el final

A veces las cosas terminan antes de empezar. Todo el cariño termina en el primer abrazo o cada sonrisa va dirigida a un adiós. A veces sabes que todo va a acabar mal pero decides seguir en pie de guerra. Seguir luchando por algo que no va a tener un buen final. Pero tú lo disfrutas y sueñas con cambiar esto, deseas ser capaz de modificar ese final. Porque a veces, a veces las cosas terminan antes de empezar, pero otras, en cambio, en otras el final no es más que el principio.


martes, 29 de mayo de 2012

Shhhhhhht

Buenas, hoy hablaré bajito porque os escribo desde mi refugio, ¿vale? Os escribo desde mi habitación, el lugar donde me refugio con mi soledad. Donde me escondo de todo lo que me da miedo o me sobrepasa, donde no me hace falta fingir que soy valiente. Y es el único lugar perfecto, porque aunque puedo pasarlo muy mal entre recuerdos, a la vez es el único lugar donde me siento a salvo. Tiene algo, mágico quizás. Las paredes absorben años de recuerdos... frases, canciones, conversaciones, lágrimas, sonrisas, sueños. Y por eso cada noche rompo a llorar por dentro, recordando todo lo que pasó o todo lo que jamás pasó. Todos los abrazos que me dieron cuando más lo necesitaba y todos los que no. Las palabras que más me dolieron y esas que marcaron mis momentos más felices. Cada sonrisa y cada bofetada. Cada mirada de complicidad y de burla, cada chiste malo y cada cotilleo. Cada una de las coreografías que he aprendido a lo largo de mi vida. Cada uno de los libros y películas que me aportaron algo. Y en especial, cada una de esas personas que han formado mi vida, que me han ido formando a mí. Todo, cada noche, sale a flotar por mi habitación y lo inunda todo... Y yo me mareo entre tanto recuerdo, tanta palabra, mirada, sonrisa y sueño.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Promises

¿Recordáis eso de seguir luchando por vuestros sueños y blablabla? Pues yo no. Ayudadme por favor, las esperanzas ya ni me encuentran. Ya no hay nadie que me suelte un "todo irá bien" o un simple "tranquila, esto pasará pronto". Ya no hay nadie a quien le preocupe mi sonrisa, por lo tanto, ya no hay motivo para sonreír más. Ya no me preocupa ni a mí. Todas las promesas que me hice de no volver a caer se están desvaneciendo, todas las promesas que fueron ya no están.


martes, 15 de mayo de 2012

Esas mañanas de principios de mayo

cuando te despiertas y los primeros rayos de luz que ves a través del ventanal son distintos. Son distintos a los rayos que llevas viendo cada mañana durante los largos y oscuros meses de invierno. Son unos rayos intrépidos, inquietos, más alegres. Recuerdo aún la primera vez que me percaté de estas enormes diferencias con detalle. Yo cursaba uno de los últimos cursos de primaria en el colegio que hay al lado de mi casa, y como cada mañana, me levantaba temprano para arreglarme e ir andando hacia allí. Era mayo, era una mañana cualquiera. Bueno, no lo era. Era el día de la carrera escolar, esa que organizaban cada año. Yo estaba nerviosa, como todos los niños y niñas de mi clase. Era un día que cortaba un poco con nuestra rutina, un día que nos recordaba que poco faltaba para las deseadas vacaciones. Por ese motivo recuerdo que me desperté temprano, ansiosa. Tenía ganas de saltar de la cama y salir corriendo ya, antes aún de empezar la carrera. Quería salir corriendo a vivir la vida y a comerme el mundo. Y entonces los vi, los rayos de sol de un mayo coqueto. Vi las chispas del verano. Vi como se acercaba lentamente con sus tonos celestes y amarillentos. Me comía, él se me comía a mí. Esa fue la primera vez que los vi, pero no sería la única. Ahora, cada mayo, esos rayos retornan a mí, hipnotizando mis sentidos para volverme loca, esperando el que siempre espero que sea el mejor verano de mi vida...

miércoles, 2 de mayo de 2012

Llueve por dentro

Aquí estoy yo, y tres metros bajo tierra, mis sentimientos. Ocultos al mundo exterior. Agonizando. Muriendo. Aquí estoy yo y no estoy. Medio muerta de la vida, desvelada de cualquier sueño. Aquí estoy yo, viendo caer mi cuerpo. Porque hoy duele, porque hoy, hoy llueve por dentro. 


viernes, 27 de abril de 2012

Como siempre

Ya lo has vuelto hacer. Enamorarme, como cada mañana. Lo has vuelto a hacer, me has dejado colgando de tu mirada de valiente. Fingida. Esa que finges cada mañana. Esa que dice que puedes con el mundo y con más, cuando en realidad no sabes por dónde empezar, como yo. Me has vuelto a dejar sin respiración al pasar, mis electrones se han ido con tu carga positiva. Me has vuelto a seducir con tu inocente corazón, que es el que menos entiende de todo esto. Has vuelto a caer justo aquí. En la puerta de enfrente, llamando al timbre de mi corazón. 

martes, 24 de abril de 2012

A veces también escribo poesía


Hoy, como cuando llueve, me acuerdo de ti.
Me acuerdo de cada mañana y cada tarde y cada noche sin fin.
Me acuerdo de cada palabra no dicha, de cada mirada no dada.
De cada vez que consumíamos el tiempo en el césped y el tiempo nos consumía a nosotros.
Me acuerdo de abril, de mayo, septiembre... de agosto.
Perdida en tus ojos.
Perdida en mis sueños y enredada en los tuyos.
Hambrienta de un amor que va dando sus frutos.
Salvaje. Contigo, sola en el mundo.
En un año sabático de amor,
donde uno y uno no son dos,
son solo uno, son nuestro único corazón.
Y me acuerdo también de tu sonrisa mientras mirabas como escribía.
O mientras inventabas canciones con tus mágicos acordes y melodías.
Entonces era yo la que sonreía.
Te sonreía a ti, al mundo y a mí misma.
Y ahora le sonrío a mis recuerdos que son lo único que persiste.
Persiste al frío del enero que entre nosotros tú pusiste.
Y hoy, como cuando llueve, y como cuando no, me acuerdo de ti.

jueves, 12 de abril de 2012

Dormimos en Siberia

Estaba sentada en el banco del parque, ese en el que solíamos charlar de todo y de nada, ¿recuerdas? Sí, sé que lo recuerdas. Como todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos, y que seguimos pasando, aunque no de la misma manera. Sé que aún eres capaz de recordar esas miradas tímidas que se cruzaban sin querer cuando nadie nos miraba. Sé que recuerdas como chateábamos hasta altas horas de la madrugada hablando de lo estúpido que es el mundo. Como nos fumábamos el tiempo en el césped las tardes de verano. Sé que recuerdas que roja me ponía cuando llegaba con mis elegantes vestidos y me decías lo guapa que estaba. Como me mordía el labio inferior o suspiraba, mirando a la nada; lo que no sabes es que era de tanto pensar en ti. Sé que recuerdas nuestro primer beso, nuestra primera caricia o nuestro primer perdón. Y yo. Yo también, yo también lo recuerdo todo, absolutamente todo. Todo esto y mucho más de lo que puedas imaginar y recordar. ¿Qué ha pasado, entonces? ¿Por qué debemos limitarnos a solo recordarlo, todo esto? ¿Por qué no somos capaces de seguir viviéndolo? Me han contado que el frío llega a todas partes, pero creía haber abrigado bien nuestros corazones... Y si el frío ha llegado... ¿qué es lo que debemos hacer para derretir este hielo entre nosotros?



domingo, 8 de abril de 2012

This is your song

Y a ver cómo os cuento esto, porque esto que os quiero contar es algo que no sé escribir. Algo que después de darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que, tal vez, no sepa escribir porque no existe manera de escribirlo. Esto es algo de formato indefinido por lo que se refiere a modo de expresión. Esto es amor. Es sentimiento y esas cosas cursis de las que os voy hablando de vez en cuando... Es escribir cada coma por una razón, cada palabra por un latido del corazón y cada punto por una lágrima más. Es leer, poemas ñoños a veces y textos absurdos otras. Es reírse del mundo, empezando por mí. Es jugar a cartas tumbada en la toalla en el césped de la piscina. Es cantar aún estando afónica, como siempre. Es bailar, con tacones o descalza, da igual. Es escribirte una canción, una canción para ti, es escribir tu canción. Es hacerlo todo, hacerlo todo como si fuera para ti, es hacerlo todo para y por ti.


Punto de apoyo

Tener un punto de apoyo. Todos lo tenemos. Unos lo saben mucho, otros lo saben menos. Unos lo ignoran y otros lo desconocen. Otros de los otros, en cambio, son conscientes de que existe y quizás, en mi opinión, es peor. ¿Por qué? Es sencillo, por lo menos para mí, porque es lo que me pasa. Al ser consciente de tu punto de apoyo, de la razón por la que te levantas todas las mañanas, vives con el miedo de despertar un día sabiendo que ese "punto" ya no existe o, simplemente, que nunca estará a tu alcance. Vives asustada. Dejas de vivir. Entras en un estado de tránsito mental, o mejor dicho, en el corazón. El corazón manda órdenes al cerebro que le impiden pensar. Y ahí es cuando empieza la cadena, no piensas, no sientes, pierdes el rumbo y no ves motivos para despertar y levantarte cada mañana. No entiendes que después de un día tenga que venir el siguiente, y así sucesivamente... Vas cayendo en un profundo no sé qué de no sé qué del que quieres salir sin saber cómo. Y acabas escribiendo cosas, que te ayudan a no aclarar nada, pero que esperas que al final aclaren algo y te ayuden  a reencontrar un punto de apoyo.

jueves, 5 de abril de 2012

Caer está permitido, levantarse es obligatorio

Desde el principio sabías lo que querías. No mientas más. Yo solo era parte de tu juego, me utilizabas para tus sucios engaños. Y, escucha, no eres la primera. Mucha gente lo ha intentado a lo largo de su vida y, para que mentir, muchos lo han conseguido. Muchos me han derrumbado, muchos me han hecho caer muy abajo. Pero, ¿sabes qué? Aquí estoy. ¿Y sabes que significa eso, no? Que me he levantado cada vez. Que por mucho caer, siempre vuelvo a estar aquí, escribiendo cosas absurdas que no sé si alguien lee. Y con esto me sobra y me basta, porque mientras siga pudiendo escribir, seguiré siendo yo, y mientras siga siendo yo, todo está bien.

lunes, 2 de abril de 2012

Veni, vini, vinci

Vencí el miedo que me daban las calles de la locura. Alcancé la velocidad necesaria y me impulsé a los misterios de Roma. Llegué a sus entrañas, ardientes de cariño, y luego, de nostalgia. Me comí sus calles, sus fuentes y sus secretos más profundos. Amé cada parte de su ser, viajando sin saber dónde me llevaban los pies. Y entonces llegué a la fuente, a esa fuente. La fuente de los deseos en silencio, de las monedas parlantes, de los secretos sumergidos. Lancé mi moneda sin pensarlo y deseé volar, soñar, reír, amar, llorar, sentir, vivir... Eternamente joven.


domingo, 25 de marzo de 2012

¿En que palabra se deja de querer?

El amor se quedó en los tejados donde subimos esa tarde a saltar. Se quedó en los tacones que me puse esa noche para bailar. En las películas que vimos ese día que llovía. En los besos en la mejilla que me diste en tu portal. En las caricias y en las caras absurdas y estúpidas que poníamos. El amor se quedó aparcado en el desván. Se le acumuló el polvo y se empezó a oxidar. Empezó a terminarse, sin saber dónde, cuándo, ni por qué... solo sabíamos que se iba a acabar.



sábado, 24 de marzo de 2012

Y me haré cometa

¿Te he dicho jamás que puedo ver tu mirada desde la ventanilla de mi coche? Pues puedo. La veo cada vez que viajo de noche en el asiento de atrás. Especialmente cuando llueve. Especialmente cuando pasamos cerca de una ciudad. Cuando mi vista se confunde con las luces desenfocadas, cuando las farolas enfocan de mi reflejo tan solo la mitad. Cuando las sombras se emborrachan de nostalgia. Cuando la lluvia parece llorar y la música de mi viejo mp3 parece acompañarla. Cuando todo se pone de acuerdo. Y, ¿sabes qué? Me gusta así. Me gusta sentirme idiota planteándome preguntas absurdas, sintiéndome en una falsa realidad. Flotando en una canción, creando nuestro propio Big Ban...


viernes, 23 de marzo de 2012

Noches en ningún lugar

Y coge el avión destino a ningún lugar, dispuesta a viajar para encontrar respuestas a tanta pregunta. Se sienta en su estrecho pero cómodo asiento y mira por la diminuta ventanilla, similar a la que abre todas las noches sus sueños. Ve las nubes, allá, cercanas y lejanas a la vez. Cercanas porque las compara con todas las veces que las ha visto desde ahí abajo. Lejanas porque es incapaz de alcanzarlas. Como su verdadero sueño, como el que le ha llevado a emprender este mismo viaje. Este mismo viaje, lejano y cercano a la vez. Sabe que está más cerca que nunca de conseguirlo pero sabe que existe también una distancia abismal. Una distancia abismal con esencias de miedo. Una distancia que a veces se reduce y provoca sonrisas tontas y caras rojas. Una distancia que pretende acortar con este viaje. Este viaje de noches en ningún lugar...



domingo, 18 de marzo de 2012

He won't go...

...o eso dicen todos.



Someone like you

He estado ocupada pensando si a ella también le gustará la misma música, si adorara cada nota de cada canción como hago yo. Si se reirá de tus bromas por absurdas que sean, aunque no hagan gracia alguna. Si te mirará a escondidas como si se terminara el mundo. Si será prisionera de cada una de tus sonrisas. Si hará todo esto mejor de lo que lo intento yo. Si podrá darte todo el amor que necesitas. He estado pensando también, he estado pensando si habrá alguien como tú...


jueves, 15 de marzo de 2012

Ella

Es chica de pelo alborotado y pantalones pitillo ajustados. De sonrisa triste y de carcajada limpia. De soñar mucho, pero siempre despierta. De caerse desde lo más alto y sufrir grandes heridas. Chica de compromiso, de cobardía y de lo absurdo de la cursilería. De esas que se esconde entre las palabras y, otras veces, simplemente tras un flequillo mal planchado. La reservada que no calla nunca. La cotilla, inquieta y alocada. La tímida, compleja y rencorosa. La buena, la amable. La que piensa mucho y siente mucho también. Es virtudes, es defectos. Es el pesimismo hecho realidad. Es horas delante del espejo sin entender que es lo que hay frente ella; es noches de saltos con una canción cualquiera de Paramore. Es tortillas de patatas deboradas en segundos; es libros cortos, pero intensos, leídos frente un aplastante crepúsculo. Es atardeceres sin fecha; es música. Es números, es quizás algo más que un cero a la izquierda. Es de todo, de lo que quiere ser y de lo que no. Pero sobretodo lo que desea es dejar de esconderse en estas mismas palabras, y ser, ser una chica de acción.

miércoles, 14 de marzo de 2012

50 million ways to say I love you

Pequeñita y escondida. Brilla, resplandece. La puedo ver desde cualquier lugar. Y aún así no llego a alcanzarla. Quizás soy demasiado pequeña para ella. Quizás ella aún siendo pequeñita en realidad es gigante. Que digo quizás, lo es, lo sé. Es una gigante del amor, construye mariposas cuando no hay ni estómago. Está allí, ella, la inalcanzable, la llave de tu corazón. Y yo aquí, viéndola brillar. Sabiendo que existen cincuenta millones de maneras de decirte que te quiero... y que yo sigo sin encontrar ninguna.


martes, 13 de marzo de 2012

La letra pequeña del amor

La letra pequeña del amor, aquella que nadie nunca lee. Aquella que habla de condicionales. Aquella que nos lleva a plantearnos ciertos ojalás... Ojalá todo entrara tan fino como la droga a la que llaman tu sonrisa. Ojalá no fuera una adicta a tus palabras. Ojalá se secaran las lágrimas en el corazón. Ojalá no existieran. No existieran porque somos felices en una realidad aventurera. Salvaje. En un año sabático de amor. Que digo un año, en una vida. Ojalá me explicaran como es esto del querer, porque no entiendo nada bien cómo, cómo funciona...


domingo, 11 de marzo de 2012

Pequeñas dosis de locura

You

make

me


feel

crazy

Twilight

Míralo, entrando por mi ventana. Bienvenido sea, señor crepúsculo. Ese momento del día misterioso e inquietante de emociones, como tú. Entra por mi ventana, se cuela hasta mi cama y juega con mi imaginación. Le divierte reírse de mí. Le divierte hacerme pensar que los sueños se cumplen y que todo es bonito al final. Puede que hasta le divierta ver como la estúpida en la que me he convertido se lo cree y rompe a llorar. Se cuela en mi imaginación y en mi vida, porque acabo haciendo de mis sueños mi realidad. Una realidad que luego me estalla en la cara, algo que tampoco quiero aceptar. Y yo sigo jugando con el crepúsculo día tras día, y puede que no tuviera que dejarle entrar más... y puede que tuviera que dejar de soñar...


viernes, 9 de marzo de 2012

Sin título

Hoy es una de esas noches en las que solo le apetece ser sincera, en las que solo puede ser sincera. Por su boca solo salen verdades, engullidas hace tiempo y sin acabar de digerir. Esta noche es capaz de soltarse la melena en un blog cualquiera y narrar sus miedos inquietantes. Esta noche es ella, sin fronteras por delante. Va veloz, va más allá. No sabe ni por dónde empezar. Tiene tanto por soltar... El principio tal vez sería un buen comienzo... Su sonrisa. Adictiva. Ese. Ese es el principio. Lo sabe. Ahora lo sabe. Ya lo ha digerido y es consciente de ello. Todo empezó por esa sonrisa y por un par de palabras más que se repetían cada noche, palabras que luego en sus sueños resonaban. Todo esto y un cúmulo de muchas cosas más fueron los causantes de esta misma noche, de este mismo instante que ahora vive ella. Porque todo esto acabó creando lo que ahora es su vida. Y su vida no es nada más que esto. Es amarle desesperadamente sin frenos. Es el miedo a cagarla siempre. Es noches en vela. Es mariposas en el estómago. Y en la cabeza y en el corazón y hasta en las yemas de los dedos que acarician cada una de estas verdades. Es esta verdad. Esta verdad de escribir lo que piensa y soltarse la melena, palabra a palabra...

Amar haciendo el amor

Se sabe sus mensajes de memoria. Y sus lunares, sabe donde se esconde cada uno de ellos. Sus cosquillas, las encuentra siempre a la primera. Y ya no hablemos de sus miradas... tiene un doctorado en ellas. Sus manías, sus estúpidas y odiosas manías, las adora. La manera que tiene de quejarse de todo, el perfume del que a veces abusa demasiado. La apresurada ralla de los ojos mal definida y sobretodo, su sonrisa. Conoce cada detalle de ella y quiere por encima del querer cada parte de su ser. 


martes, 6 de marzo de 2012

A veces una canción vale más que mil palabras


Había escrito un largo texto muy bonito y raro, como siempre. Y he decido borrarlo. Delete, como en el corazón. Porque hasta a mí a veces se me acaban las palabras, porque hay momentos en lo que no sabes que decir, porque hay momentos en los que no hay nada que decir. Este debe de ser uno de ellos, tampoco lo sé muy bien. 



domingo, 4 de marzo de 2012

El tejado donde fuimos más que amigos



Yo veía llover por la ventana.

Esa misma ventana por la que te había visto venir a ti tantas tardes. Esa por la que alguien hubiera podido espiar nuestro amor naciendo. Esa que guardaba tantos secretos. Y ahora solo veía las gotas caer, rápidas y veloces, pero sin alcanzar a mis lágrimas. Echaban una carrera, pero mi tristeza era tan profunda que siempre ganaba. Y yo ya no albergaba esperanza alguna de recuperarme de todo aquello, ya que esa ventana siempre iba a estar allí recordándome lo sucedido. Y podéis pensar, márchate a otro lugar... Y respondo a esto diciendo que qué más da... una ventana, una canción, una sonrisa... Siempre habrá algo. Todo me lo recordará. Porque los recuerdos no se van, se apaciguan con el tiempo, pero siempre permanecen.

The Cranberries Saw Us

Injusticias en el mundo hay muchas, demasiadas. Canciones como esta, ninguna.


I am I am I am a zombie

El contenedor estaba lleno. A rebosar de mentiras. De falsas sonrisas. De miradas vacías. Todo lo bonito había ido a parar allí y se iba pudriendo lentamente. Lo peor era que nada de esto parecía importarte. Todo se iba acabando... y tú lo permitías. Y yo ya no dormía, desesperada de terror. Terror de quedarme sin nada, junto a un contenedor de mentiras. Por tu culpa, me estaba convirtiendo en un zombie del amor...


Don't tell me cause it hurts

El mundo, cayéndome encima. Sin poder hacer más que seguir tu sonrisa, tu estado de humor, voy derrumbándome. Si tú te caes, yo me caigo, y si estás bien, me caigo también. Me caigo también porque tengo miedo, porque no sé cuando vas a volver a caer, y tengo miedo a no poder soportarlo más. Es desesperante esto de vivir por ti. Y lo mejor sería olvidarlo todo y seguir... Y que no me hables. Y que no me mires. Y que no estés en mi mente cada milésima de tiempo. Y no. Me niego. No puedo. Esto, no es el fin. Esto, jamás tendrá fin, porque yo... yo... soy la tonta que siempre va a estar ahí.



sábado, 3 de marzo de 2012

Fuck you

Palabras malsonantes. Mierda. Gilipollas. Y muchas más que no escribiré porque soy una chica muy educada (sí, ya...) y este es un blog muy serio y correcto. De esas que de pequeño te enseñan que no debes decir. Y te preguntas por qué (si eres un poco inteligente). ¿Qué diferencia hay entre estas palabras y las otras? ¿Por qué la gente reacciona así si las digo? Y la verdad, aún hoy sigo sin entenderlo. Es de mala educación. Esa siempre ha sido la respuesta. Son poco respetuosas. Pero... digo yo, la palabra en sí no tiene la culpa de nada, sino la gente con el uso que hace de ella. Porque, por ejemplo, ¿por qué no te puedo insultar yo llamándote armario? O silla o mesa o lo que quieras. Pero esto es así. Hay palabras que han cobrado mala fama y ya no hay nada que hacer. Pero espero que algunos, como yo (espero no ser tan tan rara que solamente sea yo la que piense estas cosas)  sigamos creyendo que las palabras en sí son todas bonitas, que lo que duele es lo que se esconde detrás de ellas... y que, además, hay palabras mucho más feas que mierda o gilipollas, como desamor, por ejemplo.


Llega el enemigo

Ya está aquí. Como siempre. En mi vida, que no falte jodiéndolo todo. El miedo, el querido miedo. ¿Qué haríamos sin él? Vivir mejor, todo sería más fácil. O no, quién sabe. A lo mejor es necesario, a lo mejor si faltara destruiría todo nuestro ecosistema. Pero eso que más da, existe y no le podemos hacer nada más. O sí, de eso quiero hablar. ¿Qué hago? ¿Cómo puedo superarlo? No se puede. Esto es algo que vive con nosotros, que vive en nosotros, que acaba formando parte de nosotros. Es un trocito de nosotros. Es un aviso, un compañero, un enemigo y en ocasiones un aliado. Está allí, para lo bueno y para lo malo. Es ese que nunca nos falla. Nos salva de posibles situaciones horrorosas pero nos ahuyenta también de la felicidad. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Es bueno o es malo? Es todo. Y esto me responde a una pregunta que he planteado antes, es necesario. Sin él nada sería lo mismo. Es cierto que yo ahora mismo sin él podría ser mucho más feliz, podría ser capaz de cosas que él no me permite porque me avisa que también puedo perder mucho. Pero hay que entender que todo tiene un precio y que, a veces, el precio de la felicidad es este, combatir contra el miedo en su cara de enemigo. Luchar contra el enemigo, y vencer.


viernes, 2 de marzo de 2012

With no loving in our souls and no money in our coats

El frío llegó hasta tus camisas. La distancia se metió entre nuestras miradas y lo convirtió todo en cenizas. Las palabras se callaron, los besos no querían besar más. Se cansó el amor. Creo que alguien sopló las velas de nuestra relación y, por creer, creo que hasta se comió la tarta entera. No dejó nada. Se nos acabó todo lo cultivado, no teníamos cariño que fumarnos ya. No encontrábamos reservas en nuestros corazones, la crisis se las había llevado ya también. Carecíamos de préstamos incluso. Sentía el hielo en sus pupilas y en las mías. Sentía el hielo y no sentía. No sentía nada. Nada de nada. El frío había arrasado y no quedaba amor en nuestras almas.



miércoles, 29 de febrero de 2012

Co-razones

No sabéis cómo me cuesta escribir cada línea. Como me cuesta simplemente admitirlo. Que le quiero. Que ni a pronunciarlo me atrevo. Que no puedo. Que tengo miedo. Porque me importa demasiado, porque sino no hay motivo por el que me levanto. Que él es cada 'vapuedosoportarlo' que en mi mente anda y en mi corazón no calla. Él es cada noche sin dormir y cada mañana soñando. Cada mentira de mis labios por no querer aceptarlo. Cada final feliz de las películas de Disney que sigo deseando. Cada silencio, cada espacio. Él me da mil vueltas, alrededor del corazón y de lo que no tiene ni nombre. Y aquello que no tiene ni  nombre es algo similar al amor, o quizás algo más grande. Es aquello que siempre seguiré teniendo presente conmigo, aunque me cueste admitirlo, aunque me cueste escribirlo.


lunes, 27 de febrero de 2012

Jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir

Jugamos a ser humanos.
Nos miramos.
Nos peleamos.
Nos besamos.
Nos sonreímos como los idiotas que somos.
Nos lloramos. Sin lágrimas, sin ni tan solo quisiera palabras.
Somos estúpidos, somos humanos. Sufrimos por nada, sufrimos por todo. Nos gusta sufrir. Odiamos esto del sufrir. No entendemos nada de esta vida o quizás ella no nos entiende a nosotros. Deseamos estar solos y no sabemos estar sin compañía alguna. Queremos ser los mejores y nos asusta la fama y el agobio. Queremos que el amor nos sonría y le ponemos verde a sus espaldas. Nos asusta todo, nos asusta la vida misma. Y lo más importante, nos asusta que nos asuste todo.


Recógelas

¿Has mirado bien? ¿De verdad? Yo aún veo cenizas por el suelo. Cenizas de amor.




domingo, 26 de febrero de 2012

Born to die

Nacemos para morir. Todos y cada uno de nosotros. Nacemos sin saber nada de esto y la vida nos condena a averiguar que este será nuestro destino, hagamos lo que hagamos. Y es entonces y solo entonces cuando nos reta. Cuando descubrimos cuál será nuestro final, que no es otro que la muerte, nos reta a disfrutar de ella, a aprovecharla al máximo. Casi se convierte en una competición contra las otros jugadores. A veces, hasta podría decirse que en una lucha. Y para variar, todo acaba mal. A unos les pierde el juego, los otros son demasiado competitivos, otros no se dignan a seguir las reglas y otros pocos no tienen ganas ni de jugar... Y la vida va pasando y nos va sacando ventaja. Y cuando queremos despegar, ella ya está muy por delante. Y la queremos alcanzar... Y es cuando nos damos cuenta de que no podemos dudar, que no podemos estar sufriendo siempre por el pasado o, peor aún, por el futuro. Debemos arriesgar, usar todas nuestras cartas, apostar. Lo sabemos. Y ahí está el peor de todos los problemas, saberlo, saber perfectamente que debes hacer y aún así no atreverte a apostar por un final, tener miedo a perder... Tener miedo a arriesgarlo todo al mismo número, aún sabiendo que no apostar por ninguno es el peor final, porque entonces es seguro que ya has perdido antes de empezar.


jueves, 23 de febrero de 2012

Perfecto

Era el lugar perfecto. Estábamos en el sitio perfecto. Era el día adecuado, el momento idóneo. Un ambiente perfecto y tu sonrisa perfecta, como siempre. Estabas perfecto. Y yo estaba... yo estaba ahí.
Hubiera podido estar perfecta, me hubiera podido unir al momento, a la perfección de todo aquello, pero no lo hice. Y no fue porque no quisiera, mi corazón chillaba como un loco que quería entrar en esa atmósfera de perfección... pero allí estaba la malvada de mi cabeza con su uso racional poniendo fin a cualquier sueño.
Dos palabras, un sentimiento y valor. Eso era lo que faltaba, valor. Debía haber sacado fuerzas de donde no las había y ser valiente, luchar por mi felicidad. Pero ahora me doy cuenta de que soy una cobarde, de que no tengo ni idea de esto del amor, que no sé ni por dónde empezar... Y me doy rabia, y me da rabia. Y llora por dentro algo en mi interior. Y quiere salir. Y no sé qué hacer. Y seguiré así hasta averiguarlo. Hasta averiguar qué debo hacer para ganarme esa posición privilegiada en el mundo de la perfección, en la casa de la felicidad. Pero si os sirve de algo, prometo luchar.

A veces me quieres

A veces, me miras como si supieras que siento que con esa mirada se terminará el mundo. A veces, tartamudeas al hablarme, como si fueras yo misma al intentar hablarte. A veces, te sonrojas de una manera extraña, te ruborizas casualmente al mismo tiempo que yo. A veces, esbozas la misma sonrisa de idiota que una servidora. A veces, creo ver como me miras a escondidas, o devuelves las miradas que te hago a escondidas. A veces, veo como aguantas tu mirada clavada en mi mirada, nuestros ojos brillantes al hablar, y la apartas con cierta brusca timidez. A veces, me acaricias el pelo y puedo sentir que algo se esconde detrás de cada gesto. A veces, sueltas comentarios de cariño que parecía que quisieras esconder. A veces, me insultas y me pegas con todo el cariño del mundo, como si te fuera la vida en ello. A veces, rozas mi mano y me atrevo a pensar que sientes la misma chispa eléctrica que siento yo. A veces, esto ya muy a veces, me abrazas, y se termina el mundo. A veces, se rozan nuestros labios solo en sueños y deja de ser a veces. A veces creo que tus a veces son un poco más como mis a veces de lo que a veces creo. A veces pienso que me quieres un poco de verdad y todo, y nunca dudes que yo, ni a veces, ni nunca, ni jamás, yo siempre te quiero.

Las gafas de la locura

Lo confieso, yo también he llorado desde las gafas de la locura. Desde esos cristales empañados de la alegría del recuerdo, de esos vidrios que ocultan profundos secretos. Sí, he llorado desde allí. Y sí, he pecado como todos los que han llorado desde esas gafas. Unas gafas que reflejan el instante y no son capaces de mostrarte nada más que disfrutar del presente. Entonces lo ves todo muy claro, nítido, o eso te parece, y cometes la locura sin pensar en consecuencia alguna. Y cometida queda. Después viene cuando se empañan las gafas... y caen las lágrimas. Caen destrozadas por la impotencia. Caen sin motivo, caen sin saberlo. Pero eso no es lo peor. Lo peor llega cuando las lágrimas se secan y se vuelven locas, ya no las gafas, sino las lágrimas. Ni ellas saben dónde ir. No sabes dónde ir. No tienes dónde ir. La locura te abandonó y la sensatez huye de ti. No encuentras solución. Y lo más gracioso es que lo único que necesitas son unas gafas nuevas. Lo difícil es encontrar la dirección de la óptica...

Precioso, bonito, como lo que nunca pasó

Había una vez, una chica de ideas gigantes y loco corazón. Esa chica conoció a un chico. La típica frase, chica conoce chico, chico conoce chica. Pero esta no fue una historia de amor. Nunca se dijeron nada, todo lo sintieron. Se enamoraron, él sin saberlo, ella amándolo a escondidas todo el tiempo. Se dibujaron sonrisas, compartieron palabras con miradas parlantes. Jugaron a no saber qué pasaba. Y ella, perdió. Perdió por conocer la fórmula de lo que pasaba, no sabía ignorarla como él. Y es que resulta que el juego consistía en seguir ese camino sin adivinar dónde llegaba. El primero que lo acertara, perdía. ¿Y qué perdía? Es sencillo, perdía el corazón. Pero eso era algo que también desconocían.
Pues así fue como esa chica descubrió que se trataba de amor, que era una historia de estas de las que veía en las películas la que la llamaba cada noche en la puerta de sus sueños. Lo entendió todo a la vez que se daba cuenta de que había perdido y que, de esa forma, había puesto fin al juego. Un juego que duró lo que duró, pero que, sin ni siquiera llegar a nada, fue lo más bonito que vivirían. Siempre sería su primer amor, aquel que más tarde también acabaría admitiendo él.
Ahora la cosas han cambiado, ella se pone roja como la idiota que es, cuando un idiota que parece gustarle le sonríe con disimulo... Y él... de él no se sabe nada sobre su vida en el amor.
Jugaron a no saber qué pasaba y nada pasó, y digo yo, a lo mejor va siendo hora de jugar a adivinar que fue lo que nunca pasó.

Ñoñería

Te amé intenso, sin piedad. Te quise a escondidas, para que no te asustaras. Te traté como a alguien cuando te hubiera tratado como a un héroe. Te lloré las noches que desvivías. Te escuché decir que la querías. Te sufrí por dentro, en el más puro estado de los estrógenos y su compañía. Me bebí la rabia y me tragué el dolor, de un solo sorbo. Llegué a morir. Se me murió el amor. Se me acabó el don de ofrecer sin recibir nada a cambio. Terminé esta historia. Terminé esta entrada porque no hay nada más que decir, esto terminó mucho antes de empezar. Siempre serás tú el primero que recordaré, no hay más.

Petición de amistad

Petición de amistad tal y cual. Pequeño ritual que se repite siempre. Llega alguien nuevo al lugar (bien, por fin tendremos nuevos cotilleos), presentaciones rápidas, palabras vacías (que con los conocidos también acostumbra a pasar) y una sonrisilla, a veces más trabajada que otras. Llegas a casa, te metes en facebook y entonces es el momento. Entonces es cuando llega a tu memoria un fugaz recuerdo de esa misma tarde, de esa presentación a la que no dabas importancia y que ahora te proporciona un "amigo" más en facebook, o la red social que sea, no vamos a ser racistas. Y entonces aparece también el problema, cuando te pones a recordar y decides agregarlo a tu cuenta te das cuenta (mira que gracioso me ha quedado) que no recuerdas su nombre. Típico. ¿Qué haces? Pues lo de siempre, vas al "amigos en común" de la persona que te lo ha presentado. Cuando por fin lo encuentras, antes de darle a enviar petición, inspecciones todas las fotos/comentarios/chorradasquenosirvenparanada que su cuenta con seguridad te permite. Y entonces llega ese click, le das a enviar y esperas. Él te acepta, obviamente. Sigues cotilleando, e incluso te atreves a dejarle algún comentario en los próximos días. Seguís hablando, y es perfecto. No sabes cómo, pero es perfecto. Mismos gustos, mismas aficiones. Frases superbonitas, solo para tus ojos bonita. Crees que tu media naranja ha vuelto para exprimir un zumo (malpensad gentuza, porque es para lo único que te quiere) y te enamoras como la tonta que eres, admítelo. ¿Por qué quién te iba a decir que eso te pasaría a ti? Eso que solo pasa en las películas.. Pues sí, maja, solo pasa en las películas. Porque todo es una farsa, porque el amor no se encuentra a la vuelta de la esquina, el amor no es algo que se cultiva en dos tardes de messenger y da su fruto en la tercera en cualquier acera. El amor, sé que no soy la más indicada para hablar, el amor, para mí, es algo que vive en la conserva. El amor es la conserva, es aquello que has conseguido mantener, es la atracción de la primera tarde equilibrada con la pelea de la última Navidad. ¿Amor a primera vista? ¿Por qué no? Puede que tu visualices a la primera que a largo plazo surgirá de verdad, eso sí sería amor a primera vista. (Esto último solo lo digo, escribo, para dejar claro que no es que no crea en el amor a primera vista, creo a mi manera.) Bueno, en fin, el amor es algo que cuando encuentres, desconocerás que lo has encontrado, sufrirás, dudarás e incluso odiarás. Todo lo contrario de lo que sentirás las dos primeras tardes en el messenger o la tercera en cualquier acera..

Jelou

Suficientes mentiras nos han contado hasta ahora...
Suficientes verdades nos han dolido...
Suficiente hartos hemos quedado de todo...
Pero todo, nunca es suficiente.



Jelou amores, espero no molestar mucho y darlo todo, aunque jamás llegue a ser suficiente.