Se sabe sus mensajes de memoria. Y sus lunares, sabe donde se esconde cada uno de ellos. Sus cosquillas, las encuentra siempre a la primera. Y ya no hablemos de sus miradas... tiene un doctorado en ellas. Sus manías, sus estúpidas y odiosas manías, las adora. La manera que tiene de quejarse de todo, el perfume del que a veces abusa demasiado. La apresurada ralla de los ojos mal definida y sobretodo, su sonrisa. Conoce cada detalle de ella y quiere por encima del querer cada parte de su ser.
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