Míralo, entrando por mi ventana. Bienvenido sea, señor crepúsculo. Ese momento del día misterioso e inquietante de emociones, como tú. Entra por mi ventana, se cuela hasta mi cama y juega con mi imaginación. Le divierte reírse de mí. Le divierte hacerme pensar que los sueños se cumplen y que todo es bonito al final. Puede que hasta le divierta ver como la estúpida en la que me he convertido se lo cree y rompe a llorar. Se cuela en mi imaginación y en mi vida, porque acabo haciendo de mis sueños mi realidad. Una realidad que luego me estalla en la cara, algo que tampoco quiero aceptar. Y yo sigo jugando con el crepúsculo día tras día, y puede que no tuviera que dejarle entrar más... y puede que tuviera que dejar de soñar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario